Yo me declaro altamente ignorante de
tantas cosas, en este mundo grandote y lleno de realidades distintas, ideas de
tantas formas, colores, tamaños, olores y sabores como podríamos imaginar, e
incluso sobrepasando a los acortados límites de nuestra imaginación que no
puede ni siquiera acercarse a sospechar cuanto le falta por descubrir… algunas formas de pensamiento pueden
bifurcarse en el camino de tal manera que resulta más que evidente la
inexistencia de los eventos casuales, cada persona, idea y coincidencia llega
en el momento indicado a tu vida…cuando estás listo a conocer, aprender, escuchar
y reconocer a tus iguales para crear conexiones de pensamiento y generar
cambios a nivel local y global dentro de tu realidad y la de otros; Últimamente
he tenido la fortuna de encontrarme con personas lugares e ideas, que van
fluyendo al reconocer en mis iguales la oportunidad de alcanzar las utopías que
quizás como lo propone el Quijote no son tales… sino justicia, y que como propone Galeano son motores para seguir caminando
Y fue precisamente este autor Eduardo Galeano el que me reencontré nuevamente en el camino, si, quizás en
muchos momentos me lo había tropezado en infinidad de lecturas a medias o
lecturas ocasionales, sin prestarle demasiada atención, pero he aprendido con
el tiempo que los libros, así como las ideas se parecen mucho a los buenos
amigos porque son pacientes, tolerantes y sin importar el tiempo que pase, un
día los reencuentras y decides que es el momento de dedicarte a compartir un
poco de tu vida con ellos, y estarán para ti, sin juzgarte ni reclamarte nada,
te esperan, para cuando estés listo y dispuesto, entonces recordé una historia
muy particular que deseo compartir…y que a su vez me llevo a escuchar algunos
videos realmente interesantes que también deseo compartir:
Un mar de fueguitos
Un hombre del pueblo de Neguá, en la
costa de Colombia, pudo subir al cielo. A la vuelta comentó que había
contemplado, desde allá arriba, al ser humano y que somos un mar de fueguitos.
- El mundo es eso –
reveló – Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia,
entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes, fuegos
chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno que ni se entera
del viento; Y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos
fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros, arden en la vida con
tanto ímpetu que no se les puede mirar sin parpadear, y quien se acerca, se
enciende.
Eduardo Galeano
Me gusta pensar que soy un aprendiz de
esos últimos fuegos que expresa Galeano, esos que: “arden en la vida con tanto
ímpetu que no se les puede mirar sin parpadear, y quien se acerca, se enciende”
porque he contado con la fortuna de contagiarme del fuego de seres
extraordinarios que incendian al mundo de buenas ideas, de energía para cambiar
la realidad, con la fortaleza para enfrentar la injusticia y ser banderas de
lucha por la paz y la igualdad. Me resulta agradable creer que también puedo
arder así para otros, muy a mi manera, en mi propio estilo, aunque le hace
falta mucho aceite a esta lamparita para llegar hasta allá, seguramente en algún momento… todo
fluirá y así será. Ahora el fuego vive y crece en mí y eso, es más que bueno
para mí y para quienes me aman.
Les dejo algunos de los videos a que
hice referencia arriba, hay muchos más, en cuanto se abren estos, pueden
conseguir otros tantos igual de interesantes:
Referencias: texto Un mar de fueguitos tomado de "Aplícate el cuento"
de Jaume Soler y M. Mercé Conangla (2004)
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