Durante
algunos años esta docente melómana (persona fanática de la música), pero que no
estudio música en el sentido estricto del término, buscó en:
libros, revistas, publicaciones en red, con amigos y conocidos músicos algunos
métodos pedagógicos para iniciar a los niños en el aprendizaje de la música, no
obstante, fue una tarea difícil, ya que en ese momento existían pocas fuentes de información al respecto y que a muchos músicos los forman como tales, las mayoría de las universidades venezolanas no les brindan formación pedagógica
específica para abordar la enseñanza de la música (la que reciben suele ser muy
vaga). Siendo así, me vi en la necesidad de recurrir a los conocimientos
adquiridos gracias mis maestros en
cuanto a psicología, pedagogía, andragogía, neurobiología, historia, danza, las
experiencias en cuanto a la formación musical de mis familiares músicos (que
son muchos), y mis pacientes maestros de música coral (que dicho sea demás han
sido los únicos capaces de soportar mi hiperactividad y mi nivel de distracción
… ¡Gracias Gerardo Rondón, Javier Duque
y Humberto Colmenares! … ¡Los quiero!) y con toda esa información me inicie
hace ya cerca de diez años en el abordaje y tratamiento a través de la música
de muchos niños con trastornos conductuales, emocionales, cognitivos,
estimulación temprana, logopeda, y diversidad funcional aplicando todos esos conocimientos
en terapia lúdica y musical, consiguiendo resultados casi mágicos, porque es
realmente maravillosa la forma en que la música, la danza y el teatro consiguen
hacer en niños y jóvenes cambios radicales, a nivel emocional, conductual,
físico y cognoscitivo.
Y como todo llega cuando debe llegar, hace unos días
encontré un libro muy pequeñito, y escondido en una librería bajo un montón de
revistas… y ¡taran! Ese librito entre muchas otras cosas contiene algunos métodos
de enseñanza de la música que datan de 1900… bueno y digo 1900 por hacer una
aproximación ya que sus autores son de esas fechas y ¡cuál no sería mi sorpresa!...
al darme cuenta que en forma natural y por deducción lógica de todo lo que
estudié, estaba haciendo exactamente lo que describen los métodos, no sólo eso,
además, conseguí sin saberlo adaptarlos a los entornos y las situaciones
pedagógicas exactas para consolidar los resultados que los niños necesitaban en ese momento de
sus vidas; Y me acerqué a todas las conclusiones de estos músicos sin conocer sus
teorías, siguiendo instintivamente lo que aprendí desde muy temprana edad y
combinándolo con el conocimiento adquirido a través del tiempo. Ya en artículos
anteriores exprese las bondades de la música y su aplicación para evitar la
violencia y mejorar los procesos creadores del ser humano en aras de conseguir
el equilibrio a todo nivel (cabe destacar que actualmente si existen múltiples paginas web que contienen información acerca de métodos pedagógicos para enseñanza de la música). Seguramente en próximos escritos profundizaré en
muchas otras bondades que ofrece este maravilloso arte…el caso es, que en este
apartado quiero dejar plasmados algunos métodos de enseñanza de la música
que conseguí, pueden hacerle la vida más sencilla a todos aquellos docentes que
deseen de corazón generar cambios conductuales en sus grupos de alumnos sin
necesidad de recurrir a: gritos, amenazas con la dirección o con citar al
representante, etc… espero les sean de utilidad:
Método
Dalcroze:
Emile
Jackes Dalcroze (Viena, 1865 – Ginebra, 1950) fue el creador de la “Rítmica Dalcroze”
(método de educación por el ritmo y para el ritmo conocido como RÍTMICA). Este
método permite la adquisición del sentido musical a través del ritmo corporal.
En
1910 publicó varios artículos con lo esencial de su método, pero en 1920
aparece el libro El ritmo, la música y la
educación, donde recoge toda su aportación a la pedagogía musical, que
incluye “canciones con gestos”.
El
método Dalcroze considera que niños y niñas deben experimentar la música
física, mental y espiritualmente. Tiene como metas fundamentales el desarrollo
del oído interno y el establecimiento de una relación consciente entre la mente
y el cuerpo para ejercer un determinado control durante la actividad musical.
Entre
los objetivos de la “Rítmica Dalcroze” mencionamos:
- Explorar las posibilidades de movimientos.
- Dominar las reacciones y movimientos corporales.
- Consolidar el sentido métrico, midiendo el espacio y el tiempo de los movimientos.
- Desarrollar la atención, la concentración, la memoria y la expresión corporal
Método
Willems:
Nacido
en Bélgica (1890 – 1978), Edgard Willems desarrolla su método a partir de la
fusión entre “la música y el ser humano”, y otorga una gran importancia al movimiento
y a la voz.
Para
Wilems, la música está relacionada íntimamente con la “naturaleza humana”, ya
que contribuye a despertar u desarrollar las facultades humanas, y a la
consecución del equilibrio y la armonía interior. Considera que el instinto
está relacionado con el ritmo; la afectividad, con la melodía; y la
intelectualidad, con la armonía.
Con
su método Willems espera:
- Contribuir a la apertura general y artística de la persona.
- Desarrollar la imaginación, la memoria y la conciencia musicales.
- Preparar al ser humano para el canto coral y para la armonía.
- Fortalecer la “música en familia” y otros aspectos sociales de la vida musical.
Las
canciones con “mímica” o “con gestos” de Edgar Willems, es una de las muchas
propuestas didácticas que formuló, pretenden establecer un vínculo entre las
palabras y el movimiento del rostro y del cuerpo para que así “adquieran vida”
y niñas y niños perciban la música con todas sus capacidades.
Otra
propuesta de trabajo del método Willems son las “canciones con ritmo”. En este
caso, el propósito es desarrollar el instinto del ritmo musical partiendo del
impulso físico, a partir de sencillos movimientos de manos, piernas, pequeños
saltos, etc.
Para
Willems, la “audición interior” es la base de la inteligencia auditiva.
Método
Orff:
Karl
Orff (Alemania, 1895 – 1982), músico y pedagogo alemán, basa su método en el
ritmo del lenguaje. Para Orff, la célula rítmica está basada en la palabra
hablada. Une la expresión y el ritmo a través de la recitación de nombres,
pregones, llamadas, refranes o combinaciones sencillas de palabras y destaca en
todo momento la riqueza rítmica y expresiva que las expresiones orales poseen. El
ritmo nacido de estos simples juegos idiomáticos se va musicalizando.
Por
otro lado, Orff con su método, intenta desarrollar la creatividad de los niños
y favorecer o fomentar la espontaneidad. Tomó como punto de partida el folclore
y las tradiciones alemanas. Comienza con la palabra, llega a la frase y la
transmite al cuerpo. A continuación, el cuerpo se transforma en un instrumento
de percusión con una gran variedad de timbres: es la “percusión corporal” y el
cuerpo, la caja de resonancia; y para percutir tenemos los pies, las manos, los
dedos, etc. En la percusión corporal, todo el cuerpo trabaja, todo el cuerpo
actúa y niñas y niños perciben y disfrutan del ritmo, que se concreta o hace realidad
en ellos.
Otra
de las técnicas en este método es utilizar el eco. Se trata de que los pequeños
intenten reproducir con exactitud un motivo melódico o rítmico. Con estos
ejercicios niñas y niños van aumentando paulatinamente sus destrezas musicales
mientras desarrollan su mente y su atención.
Para
mayor información y algunos otros métodos de enseñanza de la música les
recomiendo dirigirse a los siguientes enlaces:
- https://sites.google.com/site/pedagogiamusi/m/metodo-orff
- https://sites.google.com/site/pedagogiamusi/metodo-dalcroze
- http://www.filomusica.com/filo45/willems.html
Fuente
consultada:
Cantojuegos
2. De: Cecilia Rogier y Eduardo Maceillac (Primera Edición).
No hay comentarios:
Publicar un comentario