En esta ocasión deseo presentar a un autor que sin lugar
a dudas para mi es uno de los mejores, sus obras diversas y hermosas son un
canto a la vida y la alegría, su lenguaje sencillo y su frescura sin lugar a
dudas le hacen un autor inolvidable en mi opinión… el merideño Don Tulio Febres
Cordero
TULIO FEBRES CORDERO
Aportes
Realizó un aporte
fundamental a la cultura intelectual venezolana, mediante el estudio de la
historia de Mérida, de los Andes y de sus áreas de influencia, es decir, el
territorio que desde principios del siglo XVII formará el corregimiento de
Mérida. Fueron sus padres Foción Febres-Cordero y Georgina Troconis y Andrade.
Sus primeras enseñanzas las recibió de sus padres y de sus tíos Favio
Febres-Cordero e Indalecia Almarza, pasando luego a la Escuela de Varones de
Mérida. En 1871 ingresa a la Universidad de Los Andes para seguir los cursos de
Latinidad y Filosofía, graduándose de bachiller siete años después. Durante
esta etapa aprende varios oficios que luego le serán de gran utilidad en el
futuro: zapatería, relojería, tipografía, encuadernación, caligrafía, dibujo y
pintura. En la Universidad inicia estudios de derecho, carrera que culmina en
1882, doctorándose 18 años después. Luego de esto comienza su labor como
tipógrafo y periodista.
Actividades
Su actividad en la
Universidad de los Andes fue larga y fructífera, especialmente como catedrático
de Historia Universal (1892-1924), todo lo cual llevó a ser nombrado
vicerrector interino (1912) y rector honorario (1936). En 1883 contrae
matrimonio con Teresa Carnevali Briceño, con quien procreará varios hijos. Como
tipógrafo desarrolló la técnica de la imagotipia (1885), o arte de representar
imágenes con tipos de imprenta. También se ocupa de la foliografía (1896),
técnica que consiste en la reproducción mediante impresión de las hojas de las
plantas
Su Obra
En cuanto a su obra en
general, se puede decir que la misma es polifacética por abarcar aspectos
propios de la historia, la literatura, la antropología, el derecho, la
educación y otras ramas del saber. Por lo tanto, no es raro que su escritura se
exprese en distintos géneros: crónica, ensayo, cuento, novela y poesía.
Asimismo, su heterogénea producción intelectual se caracteriza por abordar
conjuntamente los hechos de la historia formal (conquista, fundaciones,
revoluciones, guerras, etc.) con los de la historia cotidiana (costumbres,
creencias, modos de vida, etc.). Fue notable su interés por dar a conocer en un
lenguaje sencillo las tradiciones, mitos y leyendas, expresiones que si bien no
forman parte de la historia académica, sin embargo, ayudan a entender la
psicología de los pueblos, en especial la de la región andina. Durante su
existencia, Tulio Febres-Cordero fue objeto de numerosas distinciones, como el
haber sido admitido en instituciones académicas tanto de Venezuela (miembro correspondiente
de la Academia Nacional de la Historia y de la Academia Venezolana de la
Lengua) como del extranjero. En 1978, los herederos de la familia
Febres-Cordero donaron a la nación la colección de impresos y documentos
pacientemente reunidos por el escritor merideño, así como lo dejado por su hijo
José Rafael. Hoy estos materiales pueden ser consultados en la Biblioteca
Febres-Cordero del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional, ubicada en Mérida.
Uno de los cuentos que más
me gustan de este autor es el qué presento a continuación… una forma muy
divertida de poner situaciones de la vida diaria al alcance de todos… Espero lo
disfruten tanto como yo:
Hombre
manso, apacible, incapaz de matar una mosca, tal era el doctor Cienfuegos. Pero
cuando llegaba a ponerse bravo, era un polvorín, estallaba como una bomba; por
lo cual él mismo procuraba dominar su carácter irascible hasta donde las
circunstancias lo permitían.
Cierto
día, estaba muy ocupado redactando un alegato, cuando fue bruscamente
interrumpido.
—Tun,
tun, tun.
—¿Quién
es?
—Buenos
días, doctor... ¿Me compra este gallo?
—No
señor, no compro gallos.
—Está
gordo.
—No
lo necesito, ni gordo ni flaco.
—Es
de buena cría.
—Le
digo que no le compro el gallo.
—Se
lo doy muy barato.
—Aunque
así sea.
—Es
nuevo y bien emplumado.
—No,
mi amigo, no le compro el gallo.
—¡Qué
lástima! Deja usted de hacer un buen negocio. Vamos, hasta por cinco reales.
—Ya
le he dicho que no necesito gallos.
—Pero
véalo usted: es una preciosura.
—Aunque
sea, no se lo compro; y hágame el favor de retirarse, porque estoy sumamente
ocupado.
—Mire,
doctor, que estas ocasiones no se presentan todos los días. Anímese, pues, y me
compra el gallo.
—Al
fin, mi amigo... al fin me pone usted en el caso...
—De
comprarme el gallo, ¿verdad?
A
Cienfuegos le estalla el apellido por todos los poros del cuerpo, y arremete
contra el tenaz vendedor, a quien rompe las narices y saca a trompadas hasta la
puerta de la calle.
Gran
escándalo. Acuden los vecinos y la policía. El hombre muestra la cara
ensangrentada, y el doctor bufa de pura cólera. La policía lo arresta; y
entonces el malherido vendedor, volviendo a coger del suelo su gallo, se interpone
entre la autoridad y Cienfuegos, diciéndoles:
—Yo
no pido cárcel para el doctor, sino otra cosa; y todo quedará arreglado.
—¿Qué
cosa? -preguntó la policía.
—Que
el doctor me compre el gallo.
—¡Ah,
grandísimo bellaco! -exclamó Cienfuegos, yéndosele encima.
—No
se enfade otra vez doctor: el gallo es bueno y barato.
Al
fin el doctor, aconsejado por la policía y para cortar el escándalo, porque la
gente llegaba como a campana tañida, resolvió aceptar la transacción.
—Tome
pues, amigo, los cinco reales y asunto concluido.
—Mil
gracias, doctor. Dígame ¿a qué hora lo hallaré mañana en su casa?
—¿Y
qué más quiere usted conmigo?
—Es
que tengo otro gallo mejor que éste.
—¡Otro
gallo!
—Sí,
señor, para ver si me lo compra.
—Un
trabuco naranjero es lo que voy a comprar ahora mismo, para quitármelo a usted
de encima -exclamó Cienfuegos dispuesto a cometer una diablura, y con razón.
REFERENCIAS
CONSULTADAS:
·
https://es.wikipedia.org/wiki/Tulio_Febres_Cordero
15/06/17